Salimos de Santiago rumbo a Malpica con pocas horas de sueño, y con un cielo plomizo que amenazaba lluvia.
Según nos acercábamos a nuestro destino, el tiempo empeoraba, y logicamente nuestros ánimos también. Pero, milagrosamente llegamos a Malpica y dejó de llover.
Y asi, bajo ese cielo plomizo que amenazaba lluvia , 800 trasnos casi en formación, empezamos a caminar.
A pesar del predominante color gris que nos acompañaba, de vez en cuando, entre las nubes se filtraba algo de luz, y eso nos permitia apreciar varios matices cromáticos en las rocas, las laderas y el mar.
Por suerte , yo he tenido la ocasión de apreciar estas sensaciones varias veces, pero de repente sentir que alguien alrededor, es capaz de extasiarse abriendo los ojos y la boca con admiración , consigue que, sin planteártelo siquiera, comiences a ver la belleza de estos parajes.. "con otros ojos"..