sábado, 20 de julio de 2013

Asturies, que tierra, que gente.





















Me podéis, que la siguiente entrada en el blog, que tenia prevista, no era esta. Pero después de haber ido a Asturies a trabajar.......

Os cuento, esta publicación se la quiero dedicar a Felix, un asturiano afable y hospitalario, que nos abrió la puerta de su casa en medio de la montaña de Peñamayor y con el que pasamos una tarde increíble.... pero me estoy adelantando.

El miércoles 17 de julio, Juan y yo pasamos la mañana trabajando en Oviedo. El día anterior pasamos por una sidrería a tomar unos culines y Susana, que arte escanciando, nos recomendó que al día siguiente fuésemos a Noreña a comer. Al llegar tiramos como no sabíamos donde ir, tiramos de móvil y nos dirigimos hacia el restaurante. Al preguntar a un vecino donde estaba, nos dijo que estos días cerraba. ¿Y donde podemos comer bien? Entorna los ojos y nos acompaña (el iba en dirección contraria) hasta el bar La Plaza........ solo deciros que no os fiéis de vuestra primera impresión. Espectaculaaar, los mejores callos que he comido. 

Una vez satisfechas nuestras necesidades básicas, nuestra intención era ir al desfiladero de los Arrudos, pero como el navegador no esta por la labor, decidimos apagarlo, fijar la vista hacia un punto y perdernos por las montañas. Al tomar un desvío, nos encontramos con una pareja de abuelos que nos hicieron señas. Paramos para preguntares y nos dijeron a que ellos tenían que subir… así que les dijimos que subiesen que los llevamos nosotros. Después de dejar a nuestros autoestopistas, continuamos monte arriba. Pista forestal y carretera de hormigón, estrecha, muuuuy estrecha. Casi en el alto vimos a una pareja que estaban de faena y les preguntamos hacia donde iba esa pista. Estuvimos charlando un rato y haciendo unas fotos. El nos comentó que a la vuelta, si queríamos, podíamos parar y hacer unas fotos al horreo. Así lo hicimos. 

El horreo lo había restaurado el…. bueno, el horero y la casa y la bodega, un autentico manitas. Cuando llevábamos unos 10 minutos, Felix, que así se llama, nos dijo "¿No se irán si tomar un culin?" y la verdad, es que a una invitación así es divicil decir que no. Al final fueron algunos culmines mas y… chorizo, queso y pan. Lo que creíamos que iban a ser 10 minutos, se transformo en casi 2 horas. Fue una tarde de charla muy agradable, con una gente que nos abrió las puertas de su casa, sin conocernos de nada.

Algunas de las fotos que veis, están hechas en casa de Felix, pero para preservar su intimidad, no he publicado ninguna que pueda reconocerse. También deciros, que algunas de las fotos se salen de mi estilo habitual, debe e ser que estoy evolucionando de Neardental a fotero-hábilis 

Por eso quiero dedicar esta entrada y las fotos a Felix y su mujer y darles las gracias por la hospitalidad recibida. 

Han sido dos días intensos, de trabajo y de ocio. Y merece la pena volver a Asturies, que tierra, que gente