jueves, 22 de agosto de 2013

Para para para, aqui mismo




 Vista de Edimburgo desde la terraza del museo

Arthur's Seat
 Arthur's Seat
 Glenuig Bay
 Duncansby Head
 Duncansby Head
 Camino de Duncansby Head
Edimburgo

Así podría resumirse el viaje a Escocia, en compañía de mi amigo Juan y su hijo Juanjo, una tierra a la que pienso volver, . En cada tramo de las carreteras que recorríamos había una foto, un detalle al que disparar. Solo había un problema, las carreteras son estrechas y no hay casi arcenes para detener el coche. 

Llegamos el domingo 4 de agosto a Edimburgo y ese mismo día ya nos dimos una vuelta por la Royal Mail. Nada mas llegar a esa calle, me sentí como un niño en una pastelería, había fotos por todas partes, personajes actuando en carda esquina, rincones, situaciones. El lunes montamos la exposición y ese día por la tarde y el martes todo el día, mas pateo por las calles, fotos. fotos fotos. 

El miércoles decidimos hacer turismo por tierras escocesas y a primera hora nos dirigimos a Fort William donde comimos, por cierto un salmón ahumado que estaba de muerte. Nuestra intención era acercarnos hasta Mallaig para tomar el ferry que nos llevaría a la isla de Skye, pero al llegar, el ultimo ya había salido. Tocaba dormir por los alrededores y buscar un B&B (bed and breakfast) pero estaba todo petado. 

Y empezó nuestro peregrinaje para buscar un sitio donde reposar los huesos, hasta que por casualidad llegamos a Glenuig Bay. Max, el dueño del B&B nos acomodó en una habitación con otras 5 personas y al irse sus empleados, nos dio de cenar, un pollo al curry con arroz impresionante. El paisaje era, era, era increíble, los verdes, las montañas, la luz. A las 6 am estaba en pie para salir a dar un paseo y hacer fotos pues la luz era increíble. Salimos hacia Mallaig y embarcamos en el ferry a Skye. 

La visita a esta isla fué como si estuviésemos corriendo un rally. En el extremo de la isla paramos a tomar un faje en un pequeño bar y una tarta, jodooo, como estaba esa tarta. Vuelta al coche y a seguir la ruta. El tiempo no nos acompaño, estaba muy nublado y la luz no era para tirar cohetes. Nuestra intención era dormir ese día cerca de Ullapool, hacia el norte. Y como no queríamos estar buscando un sito donde dormir, Juan tiro del programa de Rumbo para buscar alojamiento cerca de Ullapool y encontramos un castillo. Solo ocurrió en pequeño problema, los de Rumbo nos mandaron al otro extremo, a Inverness. 

Mientras cenábamos en el castillo una espectacular hamburguesa de venado, planificamos la excursión del día siguiente. Fue Juanjo el que decidió que subiésemos al norte, hacia Duncansby Head, mas o menos unos 140 km de carreteras escocesas, sin casi cobertura de teléfono, estrechas, sin arcén donde parar por si era necesario y durante algunos tramos solo cabía un coche, así que si venia uno de frente, cada 200 mts mas menos, había como un apartado a izq o dcha donde parar y esperar a que pasase el otro coche. Pero esos 140 km mereció la pena hacerlos, por que al llegar a Duncansby Head, el espectáculo de los acantilados nos dejo con la boca abierta, también es cierto que era las 13 h y aun no habíamos tomado nuestra pinta de rigor. 

Así que después de acribillar a fotos el paisaje, ya era hora de comer. Paramos en Wick para comer y cuando ya nos habían tomado nota de la comida, afortunadamente… NO TENIAN CERVEZAAA, digo bien afortunadamente, porque gracias a eso nos fuimos de ese bar hereje y paramos en The Bay Owl, un Inn Restaurant que tiene unas vistas impresionantes y una carneeeee y una mostaza escocesa… Wooohhhhh ESPECTACULAAAAAR

Después de hacer multitud de fotos y alimentar adecuadamente el cuerpo, tocaba bajar hasta Edimburgo a dar otra vuelta por la Royal Mail, esta vez con unos guías de lujo, Juan Suarez y su familia. 

Teníamos unas 4 horas por delante, pero…….. para para, por diooooos Juan, para aquí, mira que foto.