martes, 20 de mayo de 2014

El camino Si algo merece la pena.. 2ª etapa

2ª Etapa Pintin - Portomarin (34 km)

Nos levantamos a las 7 am y los pies de Roberto no pintaban bien. Yo por si acaso prepare los míos y para ello nada mejor que echar mano de la compra en la farmacia y ponerme las dos compresas…… en los pies, ya sabes.. “para esos días en que…” lleva siempre a mano unas compresas.

Cuando llegamos a Sarria, Roberto me dijo que lo sentía pero no podía continuar. 

Me quedaban 30 km por delante en solitario hasta Portomarín. El tiempo acompañaba y con los calcetines colgados por un imperdible en la mochila (no secaron los otros en toda la noche) empece a caminar solo.     


 Al llegar a Morgade decidí parar a comer y poner los pies a ventilar. En la mesa de al lado, unos peregrinos me miraban los pies, así que decidí explicarles las bondades de las compresas. Eran de Madrid, si leéis esto, acordaos de  poneos en contacto conmigo. Con calcetines nuevos y fuerzas renovadas, continué mi marcha. 




Al estar a unos 7 km de Portomarín, alcance a una pareja y dos niños que iban mas adelantados. Cuando llegue a la altura de los críos, me puse a hablar con ellos, el niño me preguntaba por todo lo que llevaba y se fijo en la cámara. En esto que se acerco su padre y empece a hablar con él (ultimaste me parece que tengo incontinencia verbal). Supe que era fotógrafo, se llamaba Mike Plonsky, un tipo fantástico. Pararon un rato y yo continué caminando. Al llegar a Portomarín, el primer albergue que vi allí fui a por el. Los pies me pedían un barreño de agua fría a gritos.


En las literas de enfrente había dos choques que se estaban haciendo una cura en los pies. Les comenté lo de las compresas y lo bien que iban para prevenir las ampollas. Al acercarme a mi litera, la vecina de arriba vi que me miraba como para preguntar algo, pero no se atrevía. La salude y entonces me dijo
   -“oí algo de unas compresas…” 
  • Pues nada, ¿como te llamas? 
  • Stefania
Le explique el tema y quede con ella que al día siguiente se las pondría.

Tocaba descansar, mañana me esperaba Palas de Rey






viernes, 9 de mayo de 2014

El camino Si algo merece la pena, lucha por ello

El camino
Si algo merece la pena, lucha por ello

Este año el tiempo nos acompañó. La gente que conocimos el año pasado, no pudo venir y no sabia que con quien os encontraríamos y a quien conoceríamos. Este año, me ha valido para ordenar la cabeza y reflexionar. No ha sido tan intenso como el año pasado, pero fue increíble.

 El día 14 de abril, el tren nos llevo hasta Ponferrada y de ahí, en un microbús apretados como sardinas, llegamos a Piedrafita. Decidimos subir a pie hasta O Cebreiro.

 No sabíamos con quien nos encontraríamos, pero yo esperaba que fueses españoles, ya que mi ingles es de estilo supervivencia….. Pues no, los primeros con los que empezamos a hablar, una coreana, Charlotte y dos chinos. Cena de rigor en O Cebreiro, un "plataco" de huevos fritos patatas y chorizo y de postre queso del lugar con miel.
1ª Etapa - O Cebreiro - Pintin (36 km)

A las 7 am estábamos en pié. Nos esperaban unos cuantos km, la idea era llegar a Triacastela, comer y continuar andando hasta las 6 de la tarde.

Bajando por un camino hacia Triacastela, levante la vista y ahí estaba. Subia una rubia imponente que no me quitaba la vista de encima. Me aparte hacia la izquierda para dejarla pasar pero cuando casi estaba a mi altura, da un paso a la derecha, se queda frente a mi y me dice…  MUUUUUUU.  No sabia que hacer era un bicho enorme, el pastor me explico que estaba en su camino, porque era por donde había menos piedras. Me aparte a un lado y sin hacerme caso, siguió su camino.

Parada en Triacastela para comer y pasar por una farmacia a comprar algo fundamental….. unas compresas con alas. Pero siguiendo el consejo de la simpática farmacéutica, opte por unos salva slip de algodón, mas amorositos. Después de recuperar fuerzas, tomas la variante del camino por San Xil. Después de caminar 4 horas mas y sin encontrar un bar cambiar los calcetines y lo mas importante, alimentarse con una cerveza, mis pies empezaban a hincharse, de tal manera que por un momento creo oír a Roberto decir .”Sr Frodo Sr Frodo”. Afortunadamente encontramos un riachuelo para poder sumergirlos. A unos 2 km encoframos un hostal y decidimos parar. Una increíble tortilla de patas y una jarra de sangría para cenar y a descansar. A Roberto le empezaban a dar la lata las ampollas. Al día siguiente nos esperaba otra dura etapa.